jueves, 3 de octubre de 2013

El otoño y la pantalla táctil del móvil

Ya está aquí el otoño.
Llega el inicio del curso escolar, la vuelta a la rutina, al trabajo, al fútbol y al sillón de casa.
Dejamos atrás los calores del verano y los cuerpos antes expuestos, dorados y sudorosos se resguardan de nuestras miradas.
La imaginación vuela y los deseos se despiertan punzantes en nuestro interior. Como antes del verano...
No hay que dejar que la llama se apague.


 Él, incapaz de concentrarse en la pantalla del ordenador, contesta a un cliente por correo electrónico con desgana. No puede dejar de pensar en ella. Acaba de volver de sus vacaciones. Quiere verla. Decide llamarla. En ese momento, mientras recorre ágil la lista de contactos, entra su secretaria. Levanta la mirada del móvil y le hace un gesto para señalar que está ocupado al tiempo que pulsa el botón de llamada. Ella cierra rápido la puerta y en ese momento suena el teléfono fijo. Suspira y vuelve a centrar la atención en la llamada. Apenas tiene unos segundos para decir lo que quiere decir, y colgar rápidamente para atender al fijo. Suficiente. Ella lo entenderá y sabrá que le está proponiendo hacer una escapada a su Rinconcito.
"Hola..."
"Ssssshhhh. Estoy deseando volver a verte, desnudarte, besar tu cuello, recorrer tu piel con mis labios y dejar caer el cava sobre tu cuerpo para lamerte... "
"Cariño, me abrumas, pero... pero si me has visto esta mañana en el desayuno..."
El fijo deja de sonar. Silencio.
Anonadado, mira la pantalla de su móvil... ¿Cómo ha podido equivocarse?
 Las palabras que quedaron sin decir se ahogan en su garganta: « Mañana es miércoles. Retomemos nuestras escapadas donde lo dejamos antes de las vacaciones... En nuestro Rinconcito de siempre, a la misma hora de siempre...»
Maldita pantalla táctil, malditas distracciones, malditas prisas...
Aunque en realidad, no hay mal que por bien no venga. Recupera la voz.
"Solo quería poner un poco de picante en nuestra monotonía, cielo... A veces hace falta, ¿no crees?"
Cuando cuelga, sonríe aliviado por haber podido salir airoso.  Si su mujer supiera de su doble vida... Imposible, no lo entendería, los hombres tienen necesidades y no todas las mujeres están preparadas para satisfacerles o deseosas de hacerlo. Eso es algo que ella nunca podría darle, además. O bien, simplemente, la pasión y el deseo mueren con el paso del tiempo. No es que no la quiera, es que siente que son tan sumamente dispares en temas sexuales.... Aunque le ha parecido atisbar en el comentario de ella cierta disposición... quizás debería prestarle algo más de atención a su mujercita, aprovechando todo lo que ha aprendido sobre sexualidad femenina últimamente. Es más... De repente le apetece hacerlo, más que nunca...
 
 


 "¿Quién era? Tu marido, ¿no?"
"Calla, no era nadie... Tú sigue con el masaje..."
Ella decide apagar el móvil para no sufrir más interrupciones. Cierra los ojos y se dispone a relajarse mientras dos pares de manos cálidas recorren con atrevimiento su cuerpo desnudo y untado en aceite, explorando traviesas cada recoveco para provocar su excitación y despertar su voracidad del letargo estival. Y lo consiguen.  De ahí saca las fuerzas para sobrellevar con paciencia la monotonía de su vida marital. Hoy le ha sorprendido agradablemente la salida de su marido... Siempre tan volcado en su trabajo, como si no hubiera nada más. Sus insinuaciones, sumadas al deseo que sus experiencias más recientes han reactivado en ella, le hacen atisbar ciertas posibilidades que hasta ahora le parecían impensables a esas alturas de su relación. Posibilidades que solo conoció a través de esas bocas que la besan con fruición y esos cuerpos que ahora aprisionan con ardor el suyo. Tras ellos unas mentes abiertas y hedonistas que son las que le han devuelto la vida y la ilusión por disfrutar, y la llenan de energía. Y sobre todo esas manos acariciadoras que, como cada martes en el Rinconcito, reserva para sí... Sonríe despreocupada. Se siente feliz. Quizás pueda transmitir alguna de esas sensaciones a su marido y hacerle sentir lo que ella siente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios